El sistema de gestión del conocimiento debe permitir relacionar los conocimientos entre sí, y hacerlo de una forma clara, cuanto más se aproxime al lenguaje natural mejor, porque así estaremos facilitando a los demás la comprensión de nuestro conocimiento.
Es fundamental la correcta identificación de los modelos de contenido, por ejemplo “personas” o “proyectos” y las relaciones entre estos modelos de contenido, por ejemplo “Dirige” (referido a una persona que dirige un proyecto).
Los objetos digitales que almacenará nuestro sistema se ajustarán a los modelos anteriores y a las relaciones definidas entre ellos, por ejemplo: “Juan [PERSONA] dirige[RELACIÓN] la “Automatización de la Gestión de Ventas [PROYECTO].
Un sistema así construido, es decir, sobre la base de unos modelos de contenidos, organizados en forma de árbol (unos dentro de otros en distintas ramas) y con relaciones entre ellos, nos facilitará el desarrollo de algoritmos de búsqueda semánticos que permitan acceder a la información de una forma más cercana al lenguaje natural, evitando algunas de las ambigüedades que se producen en los métodos clásicos de búsqueda (métodos “textuales” frente a los nuevo “relacionales”).